
Los puentes que atraviesan el Tiber, algunos de ellos fueron construidos por los antiguos romanos. El más pequeño es el puente peatonal Fabricio (62 a.C.), todavía hoy en uso. Perimte el acceso de la Isla Tiberina a la ciudad. La misma función desempeña el Puente Cestio, restaurado por los bizantinos en el 370 d.C. El arco que queda de lo que en su día fue el Puente Emilio, el primer puente construido en piedra, en el siglo II a.C., constituye un sugerente resto arqueológico, conocido más comúnmente con el nombre del Puente Roto. También goza de fama histórica el puente Milvio, situado en el norte de la ciudad, donde en el 312 Constantino ganó la guerra contra Magencio. El Puente Sixto (construido en en el 1473 y ampliado en el siglo XIX y hoy cerrado al tráfico automovilístico) y el espléndido Puente de Sant’Angelo (comunica el castillo del mismo nombre con el Campo de Marte) son puentes por así decir «modernos». El Puente de Sant’Angelo fue construido en el siglo II d.C. fue decorado en 1530 con las estatuas de San Pedro (de Lorenzetto) y de San Pablo (de Paolo Taccone). A mitad del siglo XVII, el papa Clemente IX encargó que se añadieran otras diez estatuas de ángeles, que fueron diseñadas por Bernini y esculpidas por sus alumnos.

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