Esta acuarela que he titulado «En un jardín japonés» quiere transmitir una atmósfera serena, casi meditativa, a través de una composición que evoca ramas y hojas flotantes, como si fueran recuerdos en el viento. Los colores suaves —verdes apagados, grises, ocres, toques de azul— quieren evocar la sutileza de un jardín zen, donde la contemplación es una forma de conocimiento.
Esta obra también quiere dialogar con la estética (imperfección y fugacidad) del wabi-sabi, apreciación de lo efímero y lo incompleto. La composición abierta y aérea invita a la contemplación, a detenerse y observar no solo lo que está, sino lo que sugiere el vacío, el uso del espacio en blanco es crucial: el fondo sin pintar no quiere ser vacío, sino silencio. Ese silencio visual que permite que cada trazo respire.
Para acompañar esta obra, he elegido un haiku del maestro Matsuo Bashō de su célebre diario poético Oku no Hosomichi (Los senderos de Oku, ver en este blog):
一枝の
枯れ木に止まり
蝉の声
Una rama seca.
Perchada sobre ella,
una cigarra canta.
