El efecto invernadero, Calentamiento Global y Cambio climático.
La Tierra ya se ha calentado y enfriado en otras ocasiones de forma natural, pero lo cierto es, que estos ciclos siempre habían sido mucho más lentos, necesitando millones de años, mientras que ahora y como consecuencia de la actividad humana, estamos alcanzando niveles que en otras épocas trajeron consigo extinciones en apenas doscientos años.

Existe un gran desconocimiento de lo que es el cambio climático en realidad, bien por exceso de información, inexactitud en las fuentes o por desinformación interesada, lo que da origen a una serie de falsos mitos sobre el cambio climático. Se hace necesario establecer un criterio objetivo y científico (imprescindible para el consenso y el compromiso) de qué es realmente el Cambio Climático y como nos afecta.
En primer lugar, es necesario aclarar dos conceptos que, si bien están estrechamente relacionados, con frecuencia se toman de manera errónea como sinónimos: el cambio climático y el calentamiento global. Existe una importante diferencia, y es que el calentamiento global es la causa del cambio climático, es decir, el aumento de la temperatura del planeta provocado por las emisiones a la atmósfera de gases de efecto invernadero derivadas de la actividad del ser humano, están provocando variaciones en el clima que de manera natural no se producirían.
Antes de profundizar en el detalle de sus causas y consecuencias, establezcamos algunas ideas claras.
- El efecto invernadero es un proceso natural que permite a la Tierra mantener las condiciones necesarias para albergar vida. Si no existiera el efecto invernadero, el mundo estaría congelado y la temperatura media de la Tierra sería de unos -18ºC (Bajo cero).
- El dióxido de carbono y el vapor de agua son los máximos responsables del denominado “efecto invernadero”, un fenómeno beneficioso que permite que la temperatura media de la Tierra alcance los 15ºC.
- El calentamiento de la superficie terrestre se produce porque el vapor de agua y el dióxido de carbono presentes en la atmósfera dejan pasar las radiaciones que provienen directamente del Sol, pero, en cambio, reflejan y devuelven a la superficie terrestre las que emite nuestro planeta, comportándose, así, igual que el plástico o cristal de un invernadero, que mantiene el calor en su interior.
- El efecto invernadero se ha intensificado considerablemente a lo largo del siglo XX y en lo que llevamos de este nuevo siglo XXI debido a dos causas fundamentales:

De una parte, a la liberación de grandes cantidades de dióxido de carbono a la atmósfera como consecuencia de la combustión de los minerales fósiles (derivados del petróleo) en la industria, de la gasolina o el gasóleo para los automóviles o las calefacciones y el carbón. La destrucción, por otra parte, de enormes superficies de bosque (deforestación) en todo el mundo, lo que impide que estos, mediante la fotosíntesis puedan consumir este exceso de dióxido de carbono.

Como hemos adelantado anteriormente (Composición de la Atmósfera), la atmósfera está compuesta por diversos gases que, en la proporción adecuada, cumplen su cometido. El problema está cuando las actividades del ser humano aumentan la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera (esencialmente dióxido de carbono -CO2-) y ésta retiene más calor del necesario, provocando que la temperatura media del planeta aumente y se produzca lo que popularmente llamamos Calentamiento global.
Este calentamiento global acarrea unas consecuencias que en muchos casos podrán a llegar a ser irreparables:
- El ascenso del nivel del mar, provocado por la fusión de los hielos permanentes de los polos. Se inundarían y destruirían ciudades, terrenos agrícolas…
- El desarrollo de numerosas plagas y propagación de enfermedades (epidemias y pandemias) tropicales hacia zonas más templadas.
- La desaparición de muchísima variedad de fauna y flora adaptadas a condiciones más frías.
- Y, finalmente Un cambio climático, ya que el calor incrementaría la tasa de evaporación, y eso, alteraría el régimen global de lluvias.

Argumentos frente a los negacionistas del cambio climático
«El Cambio Climático es un proceso natural que siempre ha formado parte de la historia de la Tierra, por lo que no hay que preocuparse». «¿Cómo va a estar produciéndose un cambio climático si hace frío?» Estas argumentaciones son algunas una de las más escuchadas por aquellos que niegan que exista una crisis climática. Sin embargo, el calentamiento global es un hecho sobre el que existe un sólido consenso científico. De hecho, el cambio climático es, probablemente, el reto más acuciantes al que se enfrenta la humanidad. Repasamos las afirmaciones más comunes esgrimidas por los negacionistas, y ofrecemos una explicación fundamentada a las falsas creencias que rodean a la crisis climática actual.

Se han producido otros Cambios Climáticos a lo largo de la historia de la Tierra
Por supuesto, los registros son evidentes. Sin embargo afirmar que los seres humanos no son la causa del Cambio Climático actual es hoy es como argumentar que los humanos no pueden causan incendios forestales porque estos ya eran provocados por los rayos en el pasado.

¿Cómo va a estar produciéndose un Cambio Climático si hace frío?
La respuesta corta es: menos frío no significa nunca frío. Los días fríos, y las tormentas de nieve que los acompañan, ocurrirán con menos frecuencia a medida que el mundo se calienta, pero no desaparecerán. El hecho de que existan tormentas de nieve o granizo en un lugar que generalmente las recibe o no, no niega los años de calentamiento de los que se tienen registros en todo el mundo. Desde 1950, los días calurosos se han vuelto más comunes así como los días fríos menos frecuentes en todo el mundo. A nivel global, los días extremadamente calurosos ahora son 100 veces habituales que entre 1951 y 1980.
El Cambio Climático es un proceso natural: los seres humanos no son responsables
Muchos negacionistas, en una versión más descafeinada, pueden asumir que existe un Cambio Climático, pero sin embargo no aceptar la responsabilidad del hombre en el proceso. Como de sobra sabemos, el principal mecanismo implicado en el Cambio Climático y el Calentamiento Global es el efecto invernadero provocado principalmente por la acumulación de distinto gases en la atmósfera y en particular por la acumulación de CO2 desde la revolución industrial. Y si bien es cierto que otros factores pueden afectar a nuestro clima, como la variación en la actividad solar, la acción de los volcanes o el efecto de las nubes, existe una relación inefable entre la acumulación de estos gases en la atmósfera a nivel planetario y el aumento de las temperaturas globales.

Las temperaturas no han variado en los últimos 15 años
Se trata de un problema de perspectiva, pues si tomamos como referencia las dos últimas décadas, los datos pueden llevarnos a equivocación. Y es que 14 de los 15 años más calurosos registrados a nivel mundial han tenido lugar desde el año 2000. Desde que se tienen registros, 2016, 2017 y 2018 han sido los años más calurosos de la historia. La OMM (Organización Meteorológica Mundial) señala que el año 2016 sigue manteniendo el récord mundial como el año más cálido en el conjunto de la Tierra desde que empezaron los registros modernos y destaca que 2017 ha sido el año más cálido sin el fenómeno del Niño.

No todos los científicos confirman el Cambio Climático
Es cierto que puede haber científicos que afirmen que el Cambio Climático no existe, pero cabe preguntarse que de que clases de científicos puede tratarse cuando el consenso en la comunidad científica es abrumador y el 97% coincide en la existencia del fenómeno y en la razón por la que se está produciendo: la actividad humana.

Un par grados o tres no son para tanto
Si que lo es. Puede que no para un día de primavera, pero cuando hablamos de temperaturas globales, 2 grados suponen un auténtico desafío. El mundo ya se ha calentado 0.8 ºC desde 1880, y las consecuencias son evidentes: sequías más acusadas, olas de calor más acentuadas, lluvias más intensas y peor distribuidas en el tiempo, inundaciones, huracanes cada vez más violentos, el calentamiento de los mares y la muerte de los arrecifes de coral, el derretimiento de los glaciares… Piénsalo, la diferencia entre cero y un grado centígrado es la diferencia entre el hielo y el agua. Un aumento de 2 grados en las temperaturas globales nos pondrá realmente contra las cuerdas.
Más CO2 significa más alimento para las plantas
Para crecer, las plantas necesitan tres cosas principales: luz solar, agua y dióxido de carbono. Sin embargo eso no significa que podamos llegar a la conclusión de que más CO2 resulte beneficioso para las plantas. Por otro lado, a instancia de estos 3 factores, las plantas dependen de los nutrientes del suelo – generalmente nitrógeno, fósforo y potasio- de cuya abundancia relativa depende su crecimiento. Además, si bien varios experimentos han demostrado que algunas plantas responden bien a niveles más altos de CO2, otros por el contrario muestran que niveles anormalmente altos de este gas resultan contraproducentes.
EL CAMBIO CLIMÁTICO Y EL MEDITERRÁNEO
Referencia: Transcribo literal el artículo publicado en el diario El País por MANUEL PLANELLES ; Madrid 10 OCT 2019 – 09:24
<<El Mediterráneo, zona cero de la crisis climática: se calienta más deprisa que el resto del planeta>>
<<La temperatura en la región sube más rápido que en el resto del planeta. Un gran informe alerta de los riesgos para 500 millones de personas: sequías, falta de agua dulce y aumento del nivel del mar>>

Se quiera o no, 500 millones de personas de tres continentes están unidas por un mismo problema: el cambio climático. La cuenca del Mediterráneo es uno de los puntos calientes de esta crisis global y algunos de sus impactos “golpean” a esta región de “forma más dura que a otras partes del mundo”, apunta el profesor Wolfgang Cramer, director científico del Instituto Mediterráneo de Biodiversidad y Ecología, radicado en Francia. Por ejemplo, el aumento de la temperatura de la región mediterránea ha llegado ya a los 1,5 grados respecto a los niveles preindustriales, lo que supone que el calentamiento en esta cuenca es un 20% más rápido que en la media del planeta.
Lo que viene —si no se toman medidas adicionales de reducción de los gases de efecto invernadero que sobrecalientan el planeta— es mucho peor: para 2040 ese incremento llegará a los 2,2 grados y posiblemente superará los 3,8 en algunas zonas de la cuenca en 2100. Además, en solo dos décadas 250 millones de personas sufrirán pobreza hídrica en la zona por las sequías.
Desde 2015, un grupo de más de 80 científicos coordinados por el profesor Cramer ha estado trabajando para esta organización en el estudio, que se titula Riesgos asociados al cambio climático y los cambios medioambientales en la región mediterránea. El informe aspira a ser el gran retrato del cambio climático en esta zona a partir del conocimiento científico actual. “Nunca antes se ha hecho una síntesis tan completa”, explica Cramer sobre un documento que está cargado de datos, muchos alarmantes.
El coordinador destaca la vulnerabilidad de mucha de la población de la región “porque vive muy cerca del mar y también porque son pobres y tienen pocas opciones para protegerse o alejarse”. El informe advierte: habrá más olas de calor “más significativas y duraderas” y “las sequías extremas serán más frecuentes”.
Nivel del mar. De entre todos los impactos, Cramer destaca la subida del nivel del mar. Para 2100 el informe apunta que superará el metro, lo que supone situarse en el escenario más pesimista que planteaba para el conjunto del planeta el reciente informe del IPCC (Intergovernmental Panel on Climate Change), los científicos que asesoran a la ONU. Ese incremento de un metro tendrá impactos en un tercio de la población que vive en la costa del Mediterráneo; solo en el norte de África el sustento de al menos 37 millones de personas estará en peligro. A los daños en las ciudades por inundaciones, Cramer añade otro riesgo más: “la salinización de los suelos utilizados para la agricultura en los deltas y estuarios de los ríos como el Nilo, pero también el Ebro, el Ródano y el Po”.
Agua dulce. El otro gran impacto que más preocupa a Cramer es el aumento de la intensidad de las olas de calor y sequías, que golpeará con dureza a España. Desde 1950, la frecuencia de las sequías ha aumentado. Y el informe señala que, aunque el calentamiento se quede por debajo de los dos grados —el objetivo que fija el Acuerdo de París—, los habitantes de las cuencas fluviales en Oriente Medio y Oriente Próximo estarán expuestos a una dura escasez de agua. El estudio destaca que la disponibilidad de agua dulce puede caer un 15% en las próximas décadas en el conjunto de la región mediterránea, lo que tendrá graves consecuencias en la agricultura. Y calcula que en 2040 alrededor de 250 millones de personas de la zona sufrirán pobreza hídrica —dispondrán de menos de 1.000 metros cúbicos por cabeza al año—. Esta situación, advierten los científicos, puede hacer que aumenten los conflictos e, incluso, las migraciones masivas.
Impactos en la salud y seguridad alimentaria. El equipo científico encargado de este gran retrato del calentamiento global enumera también los riesgos para la salud: “Se espera que las enfermedades y muertes relacionadas con el calor sean más frecuentes, especialmente en las ciudades debido al efecto de las islas de calor y para los grupos de población vulnerables”. Más allá del cambio climático, los científicos destacan que el deterioro de la calidad del aire, los suelos y el agua por la contaminación supondrá más enfermedades respiratorias y cardiovasculares y una disminución del acceso a los alimentos saludables.
Relacionado con esto, los expertos indican que puede peligrar la seguridad alimentaria, ya que se puede ver afectada por el aumento de la población y la bajada en el rendimiento de los cultivos, la pesca y la ganadería. “El 90% de las poblaciones comerciales de peces ya están sobreexplotadas en el Mediterráneo”, recuerda el informe. “Y se espera que el peso medio de los peces se reduzca hasta en un 49% para 2050”, se pone como ejemplo.
Pérdida de ecosistemas. Los especialistas no solo se centran en los impactos sobre los seres humanos y sus medios de vida. Se advierte de que “muchos de los ecosistemas están amenazados por el cambio climático, los cambios de usos del suelo, la contaminación y la sobreexplotación”. Por ejemplo, el proceso de acidificación del agua de mar —causado por la absorción del CO2 procedente de las emisiones humanas— y el aumento de la temperatura del agua “ya han causado una pérdida del 41% de los principales depredadores, incluidos los mamíferos marinos”. El informe cita algunos casos concretos, como la proliferación de las plagas de medusas por el incremento de la temperatura del agua, la invasión de mosquitos tigre y la aparición de especies invasoras como los peces león que dañan a las autóctonas.

Respecto a los impactos en la tierra, los científicos alertan del aumento que ya se está dando de los “megaincendios” debido al calentamiento y a los cambios en el paisaje. En el futuro, las áreas quemadas podrían crecer hasta un 40%, incluso, en el escenario más optimista de un aumento de la temperatura de 1,5 grados.
Es complicado no caer en el pesimismo cuando se lee el informe que ha coordinado Cramer. Pero este profesor resalta que el objetivo es “proporcionar información equilibrada sobre los riesgos para toda la cuenca mediterránea” para los responsables políticos y sus asesores. Y pide acción: “El norte necesita ayudar al sur a adaptarse para garantizar que la economía de los países del sur tenga estabilidad”. Cramer resalta la importancia de reducir los gases de efecto invernadero, porque cada reducción ayuda a limitar el aumento global de la temperatura. “Todos los países, y en particular los del norte, deben aplicar políticas compatibles con el Acuerdo de París. Cada tonelada de CO2 que se reduzca cuenta”.
Faros de Menorca
Mar Mediterráneo en (Benajarafe) Málaga
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