
Mariano Fortuny Marsal (Reus 1838-Roma 1874). De familia humilde y huérfano a los pocos años, quedó bajo la tutela de su abuelo, modesto artesano que alentó la vocación artística de Fortuny. Se inició como pintor en Reus, y en 1852 pasó a Barcelona, donde siguió los cursos de la escuela de bellas artes (1853-1856), a la vez que frecuentaba el taller de Claudio Lorenzale. En 1857 ganó la beca para Roma; el cuadro que le valió este premio fue Ramón Berenguer III clavando la enseña de Barcelona en la torre del castillo de Foix, cuyo estilo patentiza la influencia de Lorenzale, seguidor de los nazarenos alemanes (El nombre Nazareno fue adoptado por un grupo de pintores del Romanticismo alemán, nacidos en torno a 1785. A este estilo de principios del siglo XIX también se le conoce como Purismo nazareno. Es el grupo pictórico más coherente del romanticismo alemán; pretendían revivir la honradez y espiritualidad del arte cristiano medieval).
En Marzo de 1858 llegó a Roma, donde tomo clases de dibujo y pintura y se percató de que su formación barcelonesa había seguido ya una línea inactual. En 1860 la diputación de Barcelona le invitó a trasladarse a Marruecos para tomar apuntes de las acciones de guerra. Su estancia como reportero gráfico en tierras marroquíes fue decisiva para la renovación de su arte. Más que las vicisitudes de la campaña militar, le interesaron los tipos y costumbres locales, y el pintoresquismo árabe ocupó en lo sucesivo un lugar destacado en su temática; al mismo tiempo, su paleta se orientó decididamente hacia las tonalidades sonoras, la luminosidad y los colores centelleantes. Transformando así su <<nazarenismo>> inicial en una pintura orientalista decorativa y suntuosa, llena de colorido y luminosidad.
En 1862 y 1871 volvió a Marruecos, obedeciendo a una atracción que había de proyectarse también en las preferencias de Fortuny como coleccionista (reunió importantes piezas de cerámica, marfil y armas hispanoárabes).
Veamos parte de su obra influenciada por su atracción por el norte de África.






















Con obras, como la batalla de Tetuán, La odalisca, El condesito,… y con la que es obra maestra La Vicaría, de técnica primorosa, vibrante y multicolor,…alcanza fama internacional. Su éxito produjo el fenómeno del <<fortunysmo>> o <<preciosismo>>, que haciendo “escuela” siguieron muchos contemporáneos suyos.







Sobre 1861 datan sus primeros trabajos como grabador, especialidad que le condujo al estudio de las estampas de Rembrandt, Ribera, Tiépolo, y Goya, cuyo influjo se vio reflejado también en su evolución pictórica.



Seguía en Roma con la beca de la Diputación de Barcelona (que le fue mantenida hasta 1865), pero el cambio de rumbo de su pintura, que excluía los formatos grandes, junto, debido a su éxito, con la afluencia creciente de clientela, le impidieron terminar el gran lienzo de La batalla de Tetuán en el formato de 3,05mx9,74m, que se había comprometido a pintar para aquél centro. El mecenazgo de la Diputación fue sustituido por el convenio que el pintor pactó en 1866 con Goupil, uno de los marchantes que dominaban el mercado de París, a quien concedió la exclusiva de venta a cambio de una compensación que le liberara de de preocupaciones económicas; Puede decirse, que Fortuny es el primer pintor español de importancia que se engranó en este tipo de vinculación mercantil entre artista y marchante, que con sus ventajas y servidumbres es una de las características socioeconómicas más significativas del mundo artístico actual.
En 1867 contrajo matrimonio en Madrid, con una hija –Cecilia- del pintor Federico Madrazo; por este tiempo (1866-1867) estudió en el Museo del Prado a los grandes maestros españoles: El greco, Ribera, Veázquez y, especialmente, Goya.

En 1868 los Fortuny se instalan en Granada, donde pintará diversas obras y hacia donde atraerá a algunos de sus amigos de París, como Martín Rico, Jules Worms o el bilbaíno Eduardo Zamacois (quien, finalmente, moriría en Madrid antes de llegar).




Hacia 1870 se trasladó a París, donde contempló las obras del Museo del Louvre, y del Museo de Luxemburgo, interesándose especialmente por artistas como Horace Vernet, Eugène Fromentin, Alexandre Decamps y, muy especialmente, Eugène Delacroix.
Viajó brevemente a Londres, y después a Nápoles y a la pequeña localidad de Portici, en el sur de Italia. Finalmente el 9 de noviembre de 1874 volvió a Roma, donde murió el 21 de noviembre.
En abril de 1875, los cuadros que aún se encontraban en su estudio y los diferentes objetos que que Fortuny había reunido en su colección privada fueron subastados en el Hotel Drouot de París, alcanzando ya entonces precios desorbitados.
A pesar de su prematura muerte a los 36 años, su estilo y su obra le definen como un auténtico genio que marcó indeleblemente a toda una generación de pintores europeos, y que pudo revolucionar la pintura española de haber seguido vivo, tal como se demuestra en el estilo de sus últimas obras como Desnudo en la playa de Portici o Los hijos del pintor en un salón japonés (ambas obras en el Museo del Prado).
Su corazón fue enterrado en Reus, su localidad natal, en la prioral de Sant Pere. En Reus, asimismo, se dio su nombre al teatro principal de la ciudad (el Teatro Fortuny, aún existente), una plaza (la Plaza del Pintor Fortuny, más conocida como Plaza del Condesito, personaje protagonista de una de las más populares acuarelas del maestro).
Otras obras:
















Maravilloso y excelente post Don Euclides59. Muchas gracias. Abrazo a la distancia.
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